miércoles, 27 de noviembre de 2019

Klaus Kinski (Diego Parpaglione)


Klaus Kinski (Matías Bergara)


Klaus Kinski (Rodolfo Santullo)


Creo que fue en segundo año de liceo que la profesora de historia -me acuerdo su nombre hasta hoy: Carola Wuhl- comenzó a repasar ciertos temas que trataba en clase con películas. Recuerdo patente haber visto en su clase completa Una temporada de Incendios (estupenda, con Raul Julia) y fragmentos de la que nos ocupa hoy. Y recuerdo haber llegado a casa envenenado con esas imagenes de españoles locos perdidos en la selva, la muerte a cada paso y la cara de demente de Klaus Kinski. Justo por aquel entonces la daban en Cinemateca y mi hermana (creo) me llevó a verla. De eso hasta hoy han pasado más de 25 años, así que era una revisión que se imponía. La historia de la búsqueda de El Dorado, de la ambición del hombre y la aventura de los conquistadores en América allá por 1560, en manos de Werner Herzog se transforma en otra cosa por completo, se convierte en una reflexión existencial sobre el hombre, sobre la locura del hombre y de la relación del hombre con Dios -ejemplificada tanto en Aguirre, el protagonista, como en Gaspar, el cura que es el narrador de la historia- mucho más que cualquier relato folletinesco de aventuras, que era algo para lo que el material original (la historia real de Lope de Aguirre, que la película adapta libremente, era incluso peor de lo que aquí se nos cuenta) se prestaba. Más allá de la excelente película que resulta, densa, con imágenes que quedan grabadas profundamente en nuestro cerebro, dos cosas se imponen: primero, las tremendas condiciones de rodaje en una filmación que rivaliza con Apocalipsis Now como la más dura de lograr en la historia del cine. Esas mismas condiciones se reflejan en una película que da sensación de urgencia todo el tiempo, de tragedia, de muerte. Y luego, Klaus Kinski. El saber que el tipo estaba tan rayado en la vida real como el propio Lope de Aguirre -famosa es la anécdota de Herzog corriéndolo a tiros- impacta en cada fotograma, en ese Aguirre jorobado y de caminar raro (como un cangrejo diría Herzog) que aterroriza a propios y ajenos. En la construcción de un monstruo a partir de un mito del cine. Una actuación inolvidable, de esas que hay que ver sí o sí, como a la propia película"
Rodolfo Santullo.

Klaus Kinski (Bruno Chiroleu)


Klaus Kinski (Diego Martín Brizuela)


martes, 12 de octubre de 2010

Klaus Kinski (Diego Cortés)

(Poster publicado en la Revista El Péndulo, nº1)

NOSFERATU Y YO

Vi Nosferatu en la adolescencia, en mi tele de blanco y negro, algún sábado por la noche. Y me encantó.
Nosferatu se volvió mi tipo de vampiro:
Arruinado.
Con dientes sin filo.
Pelado.
Sin nada de sex-appeal.
EL vampiro existencialista, siempre decayendo y decayendo, mordiendo sin entusiasmo.

El conde elgante y serio, que enloquecía a las mujeres, me parecía demasiado soberbio y ganador.
Si yo fuera un vampiro, como Nosferatu, tendría todas las de perder.

Diego Cortes.

Klaus Kinski (Roberto Von Sprecher)